Sor Silvia, Mercedes Galdames, Julia, Nelly Reyes y atrás, la profe NoraCuando siembran en uno, tantas cosas buenas, es necesario compartir los frutos.
Con fecha 23 de octubre, fui al que fue mi primer colegio, el liceo María Auxiliadora, a compartir mi libro con la biblioteca que me acogió tantas veces en la niñez y con las profesoras que habilmente y con mucho amor, inculcaron mi gusto por la lectura y la escritura... y otras cosas mas importantes, como la dedicación, el amor por la formación, la disciplina.
Me encanto estar con ellas, la presentación tan dulce de la profe Mercedes y el comentario de la profe Nora "era una alumna desordenada"... hay cosas que no cambian. Silvia, mi antigua compañera, hoy Sor Silvia, que me abrió las puertas de "mi casa" con su enorme sonrisa, ayudandome a terminar de cerrar un circulo que ya fue dejado atrás.
Creo que ellas también aprendieron algo de sus alumnas en el camino, en especial de esta, también los cardos florecen sus mejores galas y que se puede sacar una buena mata de una semilla saltarina.
Era necesario dejar algo de mi, algo que tiene mucha relación con ellas, ahí, en mi primer hogar educativo, espero que las alumnas también saquen provecho en la biblioteca, de mi primer hijo de papel.
Muchas gracias a ustedes por todo lo entregado, soy feliz de estar entre los estantes del que fue mi lugar favorito. Cuenten conmigo cuando quieran, saben como encontrarme
Que torpe fui, olvide tomar una fotografía con Sor Ximena, la directora...
Con fecha 23 de octubre, fui al que fue mi primer colegio, el liceo María Auxiliadora, a compartir mi libro con la biblioteca que me acogió tantas veces en la niñez y con las profesoras que habilmente y con mucho amor, inculcaron mi gusto por la lectura y la escritura... y otras cosas mas importantes, como la dedicación, el amor por la formación, la disciplina.
Me encanto estar con ellas, la presentación tan dulce de la profe Mercedes y el comentario de la profe Nora "era una alumna desordenada"... hay cosas que no cambian. Silvia, mi antigua compañera, hoy Sor Silvia, que me abrió las puertas de "mi casa" con su enorme sonrisa, ayudandome a terminar de cerrar un circulo que ya fue dejado atrás.
Creo que ellas también aprendieron algo de sus alumnas en el camino, en especial de esta, también los cardos florecen sus mejores galas y que se puede sacar una buena mata de una semilla saltarina.
Era necesario dejar algo de mi, algo que tiene mucha relación con ellas, ahí, en mi primer hogar educativo, espero que las alumnas también saquen provecho en la biblioteca, de mi primer hijo de papel.
Muchas gracias a ustedes por todo lo entregado, soy feliz de estar entre los estantes del que fue mi lugar favorito. Cuenten conmigo cuando quieran, saben como encontrarme
Que torpe fui, olvide tomar una fotografía con Sor Ximena, la directora...
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